El
sentimiento Maya, es un manantial de una verdad cosmogónica, de una cultura que
se descubre asimisma de pregunta en pregunta, es como vagabundear por los
acontecimientos de la vida.
Interpretar
la esencia espiritual, es un misterio que se transmite desde las fibras del
corazón por quienes intentamos hacer un nexo entre la realidad y el ejercicio
místico.
No hay
afán intelectual ni dogma en la forma de convivir según el sentimiento. Solo
asiste la positiva idea de dar y recibir con el corazón.
Los
Mayas formularon propuestas básicas para captar el espíritu y el sentimiento
concreto de la existencia, mediante una visión cósmica de la vida.
En
rigor somos una conexión con el cosmos que opera en armonía con el medio
ambiente, la Madre Tierra
y con todo aquello que esta mas allá de lo mecánico racional.
Somos
como seres humanos, portadores de ideales y aspiraciones universales, los
encargados de hacer florecer la interioridad humana armonizando la existencia:
lo cósmico, lo físico y lo espiritual, que en conjunto actúan para formar un
todo único, entendiendo que no somos meros moradores del Universo, si no que
somos el Universo.
Por
otra razón, el pensamiento maya considera que al momento de nacer una criatura
esta es absorbida por el cosmos.
Favorecer
el desarrollo libre integral y armónico, es la proyección creativa de la
cultura Maya, además por su profunda naturaleza, hace que sintamos pertenencia
al agua, al fuego, al aire, a la tierra. De ellos obtenemos la sabiduría para
discernir, la serenidad para entender el misterio del ser y los secretos para
morir sin angustia.
De
manera que para entender el corazón de la espiritualidad Maya, la mayor parte
de las veces, es imprescindible dejar de lado todo tipo de actitudes
indagatorias. Es un llamado a vivir en plenitud, descubriendo la identidad y
una relación con las sincronías.
Practicar
la autoconciencia genera avance y progresos hasta llevar a cada quien a su más
intima sinceridad
Es
tiempo de recuperar algo que nunca debimos perder, la concepción natural del
tiempo.
Unidad
con el todo, es ser responsable ante otro ser humano, es como vivir para sí y
para los demás, es como vivir en mí y fuera de mí.
Yo soy
tú y tú eres yo.
Cuando
nos abrazamos a otro, nos fundimos en amor con la totalidad del cosmos.
El
Tzolkin sagrado calendario de los Mayas, afirma que el tiempo es cíclico y que
el poder puede afluir al interior del ser humano en la medida en que esté
dispuesto a sintonizarse con el Universo.
La
cuenta nos invita a correr por un camino circular que se extiende desde el
pasado hasta el eterno futuro, repitiéndose una y otra vez, recordándonos que
cada acto de nacimiento, y final, solo imitan los grandes ciclos de la
naturaleza.
Esto
de escribir con los sentidos es una distancia a la hora de hacerlo pensando en
lo que la masa quiere ver en las líneas que he tratado de presentar.
Sentimiento
plasmado no tiene por qué ser antagónico a lo que la moral y las influencias
gobernadas de turno indiquen, las palabras salidas de mis abismos, no obedece a
cánones establecidos o a técnicas depuradas, ellas fluyen en sus respectivos
caudales y siguen el torrente natural que da la esencia del sentir.
Quien
escribe con el mérito de agradar masas envolventes no tiene por qué ser más que
aquel que lo hace por meros sonidos primitivos o guturales. Este último no se
rige por los esquemas que identifican textos conformistas, es más bien una
pluma libre que tiene el don de comunicar los sentimientos en palabras.
Entonces:
¿Quién dice que la intimidad escrita ha de guardarse bajo siete llaves para no
desviar la atención de quienes están “acostumbrados” a leer de tal o cual manera?
Lograr
autonomía es una cuestión difícil, a la
hora de escribir, sobre todo a la hora de transar la libertad que da la fuerza
del espíritu.
Todo
lo que corre por los surcos del que escribe brota cual manantial virgen, va
creciendo y elevándose para la transformación de las semillas puestas en su
corazón, aunque bien sabemos que las
canalizaciones escritas que provee el espíritu no sean del gusto, de los que
veneran la razón.
La
felicidad humana descansa en la comprensión de la vida misma, no en ésta como medio para el lograr fines.
Aquí
dejo para ustedes mis hermanos, la raza cósmica, este sendero
por las ramas de los sueños y las sincronías.
Seguiré nutriéndome de ganas y de sus huellas, gracias por alumbrar
el camino que trato de tejer en el viaje al destino sin exclusiones.
(Una Bruja Emplumada en el Tzolkin 2005)
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