jueves, 30 de abril de 2020

Mujeres en tiempos de pandemia


Me han pedido que comparta con ustedes en un
nuevo proyecto que se inicia y al que deseo desde ya mucho éxito, las personas que me conocen saben que cuando la invitación viene del coraje y los sueños de las mujeres, me anoto en la aventura.
Ya llevamos casi cuarenta días en que la vida, se nos giró en ciento ochenta grados a todas y todos, nadie ha quedado inmune a una situación de pandemia mundial, de pronto nos vimos confinadas y a  tener que resolver el cómo y cuándo,  a adecuarse a este especie de reclusión domiciliaria que tenemos. De todo hemos visto y escuchado en estos días, en más o en menos, de cómo cuidarnos,  qué hacer si tenemos síntomas,  cuando acudir  por ayuda médica, la distancia social o solidaria, etc., De alguna u otra manera nuestra vida ha sido trastocada, leía por ahí que las mujeres se han visto recargada  y sobrecargada en el  quehacer al interior de las casas, si no todas, la amplia mayoría.  Me impacta  ver como las mujeres siguen sosteniendo los hogares, otras han seguido trabajando, teniendo que lidiar con luces y sombras de los integrantes de la familia, convivir con  las violencias y a su vez, velar por su auto cuidado. No suena raro decir también, que  hemos visto las miserias y egoísmos en esta situación de confinamiento, la salud de la población en manos de una especie de arbitrio, sin dudas nos han  puesto de frente y de cara a la humanidad que hemos construido o al menos avalado en estos años. Entonces cabe preguntarnos, ¿de qué estamos hechas?,  pareciera que la resiliencia en las mujeres a ratos nos convierte en seres de otro planeta con tanto que decir y hacer. ¿Qué cambios soñamos y/o  estamos dispuestas a hacer para elevar una nueva cultura a esta nueva  “común unidad”, o de esta, una nueva humanidad, que aflorará indudablemente?
 He visto mucha información en estos días, como algunas mujeres han liderado en países muy lejanos al nuestro, esta  pandemia con sabiduría y coraje. Pero vuelvo a ¿qué podemos hacer nosotras,  desde nuestro microespaciomundo? ¿Tenemos algo que decir? ¿Nos hemos sentido escuchadas?. ¿Cuántas de ustedes, han recordado o acudido a la antigua receta del pan casero, o esas galletas que comimos cuando éramos niñas¿. ¿Cuantas de ustedes, ha vuelto a tejer, a cultivar las hierbas aromáticas, a repensar el huerto, soñar  tal vez con árboles frutales en las plazas.?.   Las mujeres tenemos en nuestras manos, las  prácticas, que vienen de antes, de esos aprendizaje de nuestras abuelas, esa matriz generosa que hoy más que nunca ha aparecido por ahí en la memoria, en las nuevas y antiguas recetas y “secretos” caseros, quizás nuestra salvación en momentos en que sentimos la vulnerabilidad y fragilidad como seres que “pensamosentimos”. Es difícil mantener la calma y la meditación y echar mano a estos recursos cuando estamos con niños pequeños o adultos mayores en casa que dependen generalmente del cuidado también de mujeres.
Quizás es la hora-tiempo de volver a rescatar esa mujer medicina que llevamos todas de alguna u otra manera tatuada en el alma,  aprovechar de preparar la tierra con esperanza de ver la nueva primavera  florecer de nuevo. O  bajo otros parámetros, rescatar nuestro particular aprendizaje de aprender en estos nuevos tiempos, a sobrevivir. De intercambiar, de compartir, de circular, aunque sea virtualmente, reaprender que somos parte de un tejido universal, que somos mujeres conectadas con la energía de la luna, que nuestros ciclos nos hacen más intuitivas a la hora de tomar decisiones. No soy una experta ni doctorada en nada, más la universidad de la vida,  me ha mostrado que cuando las mujeres estamos en “crisis” y se juntan, aparece una energía maravillosa, que nos alienta  sororamente y solidariamente unas a otras y se expande a nuestro entorno. No nos olvidemos que no estamos solas, no nos desconectemos, ocupémonos de nuestra salud mental, no dudemos en llamar a esa amiga que está dispuesta a escucharnos, seamos nosotras también oídos para esa mujer que nos necesita. Sigamos poniendo el corazón primero, aún en medio de esta pandemia. Sigamos confiando las unas en las otras.
Finalmente albergo esperanzada que este espacio sea el inicio de muchos, quisiera compartir con todas un poema de una poeta rancagüina, Paula Daza.

HERMANAS SILVESTRES
A mis amadas amigas…

Somos las Hermanas Silvestres…
Dadoras de Infinito…
Las que nacemos sin que Nadie
                                       Lo hubiese pedido…
Somos las que regalamos Colores nuevos…
Las que danzamos con los Pétalos al Viento…
Las que crecemos al lado del camino…
… Sin que Nadie lo pidiese…
Somos las Hermanas Silvestres…
Las que entonamos cánticos remotos… …Ancestrales…
Las proclamadoras de Conjuros…
…Plegarias… ... …y Ruegos…
Somos las Hermanas Silvestres…
¡Las Declamadoras de Libertad!
Las Fugitiva… Las Olvidadas…

Somos las Hermanas Silvestres…
Las desconocidas…
Las que sólo nombran las abuelas…
Las que son cortadas sin sentidos…
A las que llaman… dolorosamente… “Maleza”…

Somos las Hermanas Silvestres…
Las amadoras eternas… Las encantadoras… Las fascinadoras…
Las humanizadoras… …De una humanidad DesHumanizada…

Somos las Hermanas Silvestres…
Danzando con los pétalos al viento…
Creciendo al costado del camino…
Elevando cánticos y ruegos…
Esparciendo aromas en el aire
Amando… Naciendo… …Sin que nadie lo haya pedido…

Atentamente,
Jacqueline Lagos Maragaño.
Escritora y Gestora Cultural.



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