“Cuando recibí este llamado me encontraba sumergida en un profundo sentir, ¿qué ha pasado en todo este tiempo? He aprendido a aceptar lo que me duele, a soltar el control, vivir cada día como un nuevo despertar. He podido aullar, llorar, gritar, enfurecerme, huir y volver.
He encontrado aliadas, amigas, hermanas.
Me encojo y siento pena y nostalgia.
¿Me reconozco una loba? Soy una aprendiz de loba que sueña con volver a su centro.
Tengo atravesadas las palabras en los recuerdos del dolor que guardo, porque nunca grité con rabia lo que sentía en esos momentos. Hoy estoy queriendo crecer, encontrar mi alma dolida y sanarla. Veo a todas las mujeres y encuentro en cada una de ellas una parte de mi propia herida, muchas veces no he querido hablar de mis penas, porque quiero que me conozcan como estoy ahora que cargo con mejores historias. El pasado hace mucho daño. Quiero vivir el aquí, el ahora, observarme, sentirme, disfrutar cada lugar, hacerme cariño cada vez que venga la nostalgia. Decirme; ya pasó, todo está bien. Sentirme nuevamente en paz y volver a brillar.” (MS)
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